Los miradores más espectaculares de Lisboa

Belén Valdehita

Rodeada por siete colinas, la ciudad de Lisboa se contempla mejor desde las alturas.

Mirador de San Pedro de Alcántara, en Lisboa
Fuente de la imagen: De viajero por la vida

Conocida como “La Ciudad de las Siete Colinas”, la capital portuguesa está repleta de miradores que nos permiten admirarla en todo su esplendor. Algunos son muy conocidos y suelen estar bastante concurridos, como el de San Pedro de Alcántara, y otros, por su tamaño o accesibilidad, resultan más tranquilos, como el Mirador del Jardim do Torel. Pero todos tienen algo en común, nos muestran la mejor cara de la ciudad lisboeta y ¡son gratis! Al menos los miradores naturales. Por los que se encuentran situados en torres y monumentos hay que pagar entrada. Todos los que te comentamos a continuación no van a costarte nada, y van a proporcionarte mucha satisfacción durante tu viaje a la ciudad de Lisboa.

Mirador de San Pedro de Alcántara, en Lisboa
Fuente de la imagen: Traveler

Mirador de San Pedro de Alcántara

Es el más conocido de la villa lusa. Lo encontraremos en el Barrio Alto, en el Jardín San Pedro de Alcántara, y accederemos a él tomando el Elevador da Glória. Suele contar con muchas visitas, ya que no sólo se trata de las vistas, también disfrutaremos del jardín y de sus esculturas. Una vez en el mirador, un bonito mapa realizado con azulejos nos informa de todo aquello que estamos viendo: el centro histórico de la ciudad, el Castillo de San Jorge o la catedral. Para ver al detalle, hay varios telescopios panorámicos que podrás utilizar previo pago.

Mirador Porta do Sol, en Lisboa
Fuente de la imagen: Guia da Cidade

Mirador Porta do Sol

El mejor, sin duda, para contemplar el antiguo barrio de pescadores de Alfama, con su intrincado laberinto de calles. Se trata de una gran explanada ubicada junto a la Iglesia de Santa Lucía, a la que podremos llegar tomando los tranvías 12 ó 28, que paran justo en frente. Mejor acudir al caer la tarde, así podremos ver anochecer sobre Lisboa disfrutando de una copa desde las terrazas de un par de locales que hay en la zona. Aunque los amaneceres tampoco tienen desperdicio.

Mirador de Santa Lucía, en Lisboa
Fuente de la imagen: Diario del Viajero

Mirador de Santa Lucía

Podría llamarse también el Mirador de los Pintores, porque siempre hay artistas retratando la belleza lisboeta. Se halla adosado a la iglesia homónima, en el barrio de Alfama, y retrata, mejor que ningún otro mirador, lo más tradicional de la ciudad: viejos azulejos sobre paredes blancas, verdes parras y coloridas buganvillas con vistas al castillo, a la catedral, a la Iglesia de San Miguel, a la cúpula de Santa Engracia o al siempre impresionante río Tajo.

Mirador de Santa Catarina, en Lisboa
Fuente de la imagen: Soy viajero

Mirador de Santa Catarina

Situado en una encantadora terraza, donde es habitual que haya artistas callejeros tocando y cantando canciones, es uno de los miradores más bonitos de Lisboa. A él se accede tomando el Elevador da Bica, y cuenta con vistas al Puente 25 de Abril y al Tajo; a la gigantesca estatua de Cristo Rey o a los barrios de Sao Paulo y Lapa. Si lo visitas en verano podrás ver un gran escenario donde, al caer la tarde, se celebran conciertos. Música, agradables terrazas y buenas vistas, ¡no se puede pedir más!

Mirador da Senhora do Monte, en Lisboa
Fuente de la imagen: Lisbon Lux

Mirador da Senhora do Monte

Ubicado en una de las zonas más altas de la capital lusa, es un mirador realmente espectacular. Próximo a la Iglesia de San Roque, y construido sobre los restos de una antigua ermita, la inmensidad panorámica que ofrece hace que las cámaras fotográficas echen chispas. Imprescindible visitarlo al atardecer para ver las mejores puestas de sol con testigos como el casco histórico, la Iglesia de Gracia o el Castillo de San Jorge.

Mirador del Jardim do Torel, en Lisboa

Mirador del Jardim do Torel

Es uno de los miradores más coquetos y menos concurridos de la localidad lisboeta. No es fácil de encontrar, ya que este pequeño jardín está medio escondido en un callejón próximo al elevador do Lavra. Resulta de lo más bucólico, con sus bancos con reposapiés bajo los árboles, desde donde contemplar esta bella ciudad portuguesa mientras escuchamos a los pájaros y nuestros propios pensamientos.

REPORTAJES RELACIONADOS